El coraje de la paciencia – Tercer domingo Adviento A

El coraje de la paciencia Tercer domingo Adviento A

El Coraje de La Paciencia – Tercer Domingo Adviento A

Isaías 35:1-6a, 10; Salmo 146; Santiago 5:7-10; Mateo 11:2-11

         El Adviento es un tiempo de espera paciente por el nacimiento de nuestro Señor. Haciendo hincapié en la paciencia, la segunda lectura de hoy anima: “Ten paciencia… hasta la venida del Señor.”

¿Qué significa ser paciente? La paciencia está relacionada con el valor. A menudo, la paciencia no se define por el coraje, ya que normalmente se define asumiendo riesgos para lograr resultados inmediatos, como correr hacia un edificio en llamas para rescatar a una madre y a su bebé, cruzar las líneas enemigas bajo fuego para salvar a un compañero soldado o ofrecerse valientemente como mártir por la fe.

         Aunque estos son ejemplos de coraje, también hay otras expresiones más sutiles de coraje. Está el valor de nuestra Santísima Virgen María que esperó pacientemente nueve meses para dar a luz, o el valor de dos jóvenes que están enamorados y quieren casarse pero que no tienen relaciones íntimas hasta después de casarse, o el coraje oculto de nuestra Santísima Virgen María mientras esperaba pacientemente al pie de la Cruz sufriendo con su hijo mientras Él moría.[1]

         Ejemplos que James utiliza con paciencia valiente son el de un agricultor que espera a que broten semillas, rompan la superficie del suelo y, finalmente, den fruto. Siguiendo un proverbio asiático, lo opuesto a esta valiente espera paciente es el de un agricultor que pierde la paciencia e intenta forzar el crecimiento tirando de los brotes, estirándolos y, al hacerlo, matándolos.

         Después de animarnos a ser pacientes mientras esperamos “la venida del Señor”, Santiago identifica la queja como una actitud y acción contrarias a la paciencia. Las quejas destructivas conducen a la desintegración de la persona que se queja amargamente y de la comunidad en la que se encuentra. Sin embargo, la crítica constructiva es buena porque conduce a una mayor integración de una persona o de una comunidad. 

Biswas-Diener distingue la queja destructiva de la crítica constructiva. Los quejumbrosos destructivos son aquellos que se quejan crónica y obsesivamente a quien quiera escuchar, siempre que tiene oportunidad. Otro tipo de queja destructiva es cuando nos quejamos para liberar nuestra ira hacia la gente o contra situaciones. Estas quejas no nos ayudan a sanar, sino que nos perjudican aún más a nosotros y a quienes nos rodean. 

En cambio, la crítica constructiva es plantear un problema con la intención de trabajar colaborativamente para encontrar una solución, por ejemplo, acudir a un jefe en el trabajo y decirle respetuosamente: “No entiendo tus correcciones. ¿Podrías explicarme qué hice mal, para que pueda hacerlo mejor en mi trabajo?”[2]

Mientras nos preparamos para que nuestro Señor y Salvador venga a nosotros el día de Navidad durante esta temporada de Adviento, que lo hagamos con valentía paciente. Que seamos más cuidadosos en cómo, cuándo, dónde y a quién nos quejamos pidiendo al Espíritu Santo que exprese nuestras preocupaciones con la intención correcta, en las circunstancias y con las personas adecuadas.

Que Dios te bendiga – Padre Pedro 


[1] Paul C. Vitz, Un metamodelo católico cristiano de la persona (Sterling: Divine Mercy University Press, 2020), 197.

[2]Se  cita al Dr. Robert Biswas-Diener, psicólogo. Dom Cingoranelli, “No quejes: No murmullos ni quejas, 28 de enero de 2022,” catholicstand.com, https://catholicstand.com/do-not-grumble-no-murmuring-and-no-complaining/#:~:text=”Do%20not%20gruñe%2C”%20St.%20Benedict%20cuenta%20his%20monjes.,quejando%20en%20en%20ootro%20o%20capítulos%20of%20la%20regla.

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